domingo, 4 de diciembre de 2011

Infección del VIH por transfusión sanguínea

No quiere dar su nombre, ni que digamos dónde vive, ni que le fotografiemos. "Poned una foto de los que sí quieren dar la cara, que son más valientes, que ellos me representen", pide. No quiere que se sepa qué estudió ni en qué trabajó cuando lo hizo, porque ahora es pensionista con menos de 30 años. Tampoco quiere que se sepa cuándo descubrió que el sistema sanitario, el que debía curarle y le curó, le había infectado también el VIH. "El resto de la historia os la entrego".
El resto de la historia es la de un joven valenciano que se contagió (le contagiaron) del virus del sida después de cuatro años de lucha contra una leucemia aguda linfoblástica. Pasó dos años de tratamiento en el Hospital General de Valencia, uno ingresado, "aislado de todo". Otro de mantenimiento, tomando pastillas en casa, viajando al médico cada semana, luego cada dos semanas... No había compatibilidad con ninguno de sus hermanos, veía pasar bolsas de sangre cada día por al lado de sus orejas. Una, por lo visto, estaba infectada.
"Cuando empezaba a recuperarme de la leucemia me bajaron las defensas a cero, siempre estaba malo". Fiebres, vómitos, cansancio. Mejoraba y recaía. "Estaba malo, malo, malo", recuerda. Él preguntaba "qué me pasa" y los médicos no daban crédito. "Pensaban que estaría relacionado con mi enfermedad. Me decían que era la persona más rara que había pasado por el Hospital, que yo estaba enfermo y todos los análisis estaban bien".
El problema es que todos los análisis no eran todos. Faltaba uno. Desfilaron los médicos y las pruebas. Heces, orina, hasta saliva. Hasta que un día le llamaron por teléfono: "Ven al Hospital que tenemos que darte una noticia: hay una nueva enfermedad".

'Me han jodido la vida'

"Fue el peor día de mi vida. Había superado una leucemia, había visto caer a mucha gente, me costó mucho salir y de repente me vi con una enfermedad todavía peor. Se me cayó el mundo", asegura con la voz temblando.
Él aún se pregunta por qué nadie le hizo la prueba del VIH en cuatro años. Cuenta que seis meses después el Centro de Transfusiones reconoció una unidad infectada. De 74 donantes, uno tenía el virus. Le infectó.
"Me han jodido la vida. Estaba plenamente recuperado. He conseguido salir pero me metí mucha quimioterapia en el cuerpo, más de la normal. No tuve donante y me sometí al doble de quimio. Me han machacado y sólo me faltaba esto", lamenta. Le duele el cuerpo pero más el alma. "Estoy destrozado moralmente. Ahora tengo que volver a levantar cabeza por un maldito despiste con la única esperanza de que salga una cura antes de que me llegue la enfermedad, que es cuestión de tiempo".
Su vida ahora son cinco pastillas al día, las defensas bajo mínimos, agarrado a los antibióticos. "Mi segunda casa es la farmacia", bromea. "No sé cuánto aguantará mi hígado; soy joven pero me estoy envejeciendo. Muchos abuelos no se han metido lo que me he metido yo...".
Dice que la psicóloga no pudo hacer nada por él, que nadie puede empujarle y que sólo espera una cura para que sus padres "recuperen la sonrisa". "Mi sufrimiento se multiplica por diez en ellos". Sólo su familia conoce su enfermedad. "Yo lo intento ocultar por todos los medios, por mí y por ellos. No puedo decir lo que soy ni lo que tengo". Tuvo novia, se fue a vivir con ella y volvió a casa de sus padres porque no pudo con el miedo. "Me dijo que me quería pero que me tenía miedo. ¿Qué haces ante eso?".
A él también le acosa el terror. "Le tengo fobia a los hospitales. Me quedo mirando las bolsas de sangre y pienso: ¿qué cojones tendrá eso?".
Su abogado, el ex diputado socialista Manuel Mata, ha presentado una demanda contra la administración. Reclama 900.000 euros de indemnización. "No sé si es mucho o poco. ¿Cómo se mide eso? ¿Cuánto vale que te infecten el VIH?".
Desde la Conselleria de Sanidad aseguran que asumirán la responsabilidad si finalmente se demuestra que el origen de la infección fue la transfusión. Dicen que a la sangre del donante que recibió el afectado le fueron realizadas todas las pruebas de detección de enfermedades infecciosas exigidas por la ley con resultado negativo, además de otras pruebas que no son contempladas en la legislación para incrementar la seguridad.
Posteriormente, a raíz de la reclamación del paciente, se llevó a cabo otro análisis con pruebas nuevas de mayor detección a la citada unidad de sangre, con resultado positivo de infección del virus. El caso llega ahora a los tribunales.